
Agur berezia eskaini nahi diot, bide batez, Tomás Uribetxebarria jaunari, gure Jaialdia abian jartzeko eta hasierako urtetan gure oinarriak sendotzeko ezinbestekoa izan den pertsona baita.
Me complace profundamente saludar a don Tomás Uribeechevarria Maiztegui, Licenciado en Filología Románica y Doctor en Lingüística General, Catedrático de Lengua Española de Bachillerato.
Aparte de ejercer el profesorado y de ocupar algunos cargos de gestión en diferentes Institutos de Bachillerato, de 1978 a 1985 fue jefe de varios departamentos en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad del País Vasco y dio anualmente cursos de CAP. Durante esos años fue Delegado de la UPV-EHU en dos escuelas de Magisterio; y también miembro de la Comisión Mixta de Bilingüismo del Consejo General Vasco. De 1985 a 1999 fue Diputado de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia. A partir de ese año, hasta su jubilación definitiva, volvió a la docencia en la plaza que tenía en el Instituto Miguel de Unamuno de Bilbao.
A Tomás Uribeechevarria fue a quien primero acudimos cuando hace 17 años empezamos con el proyecto de acercar el mundo clásico a los alumnos de secundaria a través del teatro. Llevábamos muy preparado el mensaje que queríamos transmitirle para conseguir la ayuda de la Diputación. Queríamos decirle que por medio del teatro, los clásicos trataron temas universales que todavía nos llegan y que también llegarían a nuestros alumnos porque el teatro es el arte de la palabra y la palabra es la base del diálogo aunque cada vez parece que es más difícil saber escuchar. Y al teatro se va a escuchar y a ver. En el mundo en el que nos movemos los mensajes llegan indefectiblemente con la presencia constante de medios audiovisuales que informan pero a veces aíslan, o con el uso-abuso continuo del video juego o del ordenador lo que puede ocasionar que el alumno pierda capacidad como emisor de emociones y nos resulte a nosotros más difícil educarle en valores. De ahí la importancia del teatro hecho por jóvenes y para jóvenes, una actividad artística que busca y potencia la expresividad de nuestros alumnos, y que les educa en la capacidad de ver y escuchar. Porque saber escuchar es clave en cualquier proceso comunicativo ya que implica un esfuerzo mayor que el de comunicar. El alumno en el teatro, mediante un acto introspectivo, va compenetrándose con los personajes y va preparándose para comprender el comportamiento de los hombres en todos los tiempos, la firmeza de los arquetipos y los puntos comunes entre los pueblos.
Sí, con un mensaje de estas características nos acercamos hace 17 años a D. Tomás Uribeechevarria en la confianza de transmitirle lo importante que nosotros considerábamos esta actividad para la formación de los alumnos. Recuerdo que nos recibió en su despacho con una puntualidad rigurosa. Nuestra exposición duró muy poco. No hizo falta más. Enseguida tuvo claro todo lo que implicaba nuestro planteamiento, nos felicitó por el proyecto, nos animó a sacarlo adelante y nos mostró los cauces para optar a la subvención de la Diputación. Recuerdo la satisfacción que nos embargaba al finalizar la reunión ya que enseguida supimos que no eran palabras vanas como pudimos comprobar en otras ocasiones con otras autoridades. El Sr. Uribeechevarria nos apoyó siempre. No dudó en asistir a las representaciones en el Teatro Arriaga cuando le invitamos a la inauguración del Festival y, en momentos difíciles, hemos contado con su intervención para resolver problemas que sin su ayuda no hubiera resultado posible solucionar.
Me vais a permitir llegado a este punto que comparta con vosotros un hecho que viví el verano pasado en Valladolid. Estaba yo recibiendo unos cuidados terapéuticos cuando sonó una canción que hablaba de Penélope. La fisioterapeuta que me trataba, la tatareaba. No me gusta, le dije, porque Penélope es un personaje clásico y aquí se la desfigura. Y me respondió “¿te gusta la cultura clásica?”, y siguió “a mí me entusiasma desde que vi una obra de teatro Las Bacantes”. Me quedé, como podéis imaginaros, sorprendidísima y le respondí “de eso hace unos 16 ó 17 años, en el teatro Arriaga en Bilbao, y puedes estar segura de que has visto las mejores Bacantes que se han puesto en escena. Yo también la vi”. Me miró sorprendida y continuó “desde entonces soy una enamorada del mundo clásico y, aunque al año siguiente yo hacía ciencias, le pedí a la profesora con la que había ido el año anterior que, por favor, me dejara ir al teatro con sus alumnos”. Sólo por oír lo que os acabo de contar, podemos decir, ha merecido la pena. Ha merecido la pena luchar tanto año tras año por sacar adelante los Festivales de Teatro. Ha merecido la pena sufrir la decepción de las buenas palabras de algunos políticos que no iban acompañadas con hechos Y ha merecido la pena porque siempre hay en el camino gobernantes que con sus buenas prácticas nos han apoyado y nos han permitido llegar hasta aquí. Esta anécdota que he comentado tuvo lugar gracias al primer festival y, Sr Uribeechevarria, usted y yo compartimos espacio con esta joven. Quién sabe si cualquier día no nos encontraremos con alguien que nos haga sentir esa plenitud, esa satisfacción que yo sentí al oírla. Y esto ha sido posible porque una persona con capacidad para decidir si un proyecto es merecedor de una subvención, lo tuvo muy claro desde el primer momento.
Por eso, cuando nos planteamos la posibilidad de celebrar la clausura de los Festivales en Bilbao, la Junta de Gobierno del Colegio de Doctores y Licenciados de Fª y Ciencias de Bizkaia y Álava, y los compañeros de Skené, Instituto Vasco de Teatro Clásico decidimos por unanimidad presentar la candidatura de D. Tomás Uribeechevarria Maiztegui a Prósopon, Festivales de Teatro Grecolatino, para ser nombrado Socio de Honor ya que fue clave tanto en el comienzo del festival como para afianzarnos y mantener el proyecto.

